ARTÍCULO DE REVISIÓN
El profesor universitario en la formación de valores éticos
The university professor in the formation of ethical values
Dr. C. Ricardo Hodelín Tablada,I MSc. Damaris Fuentes PelierII
I Hospital
Provincial Clínicoquirúrgico "Saturnino Lora". Santiago
de Cuba.
II Hospital General "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso". Santiago
de Cuba.
RESUMEN
La sociedad necesita de egresados universitarios con verdaderos valores. El presente artículo tiene como objetivo reflexionar sobre el papel que debe desempeñar el profesor universitario en la formación de valores éticos. Se analizan las raíces del término valor desde su origen en el neokantismo como parte de su reacción ante el positivismo. Se destaca que los valores valen por sí mismos, son importantes por lo que son, lo que significan y lo que representan. Se discute la educación en valores y sus tres elementos básicos: intencionar, explicitar y particularizar, asimismo se realiza un análisis desde la bioética. Se debaten algunas experiencias cubanas para el desarrollo de valores desde la Educación Superior. Se concluye que los profesores deben mantener una adecuada conducta en cada una de sus actuaciones, en cada toma de decisión porque la enseñanza es ante todo ejemplo.
Palabras clave: bioética, educación en valores, profesor universitario, valores.
ABSTRACT
The society needs of university graduates with true values. The present article has as objective to meditate on the paper that the university professor should carry out in the ethical formation of values. The roots of the term value are analyzed from their origin in the neokantism like part of their reaction in the face of the positivism. He stands out that the values are worth for themselves, they are important for what they are, what they mean, and what they represent. You discusses the education in values and their three basic elements: to intention, to explein and to particularize, also he is carried out an analysis from the bioethics. The Cuban experiences are debated for the development of values from the Superior Education. You concludes that the professors should maintain an appropriate behavior in each one of their performances, in each taking of decision because the teaching is above all example.
Key words: bioethics, education in values, university professor,values.
Dar
ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única.
Albert Einstein
INTRODUCCIÓN
El valor ético perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su razón y lo prepara para vivir en colectivo. Se puede tener buena o mala salud, mayor o menor cultura, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Por el contrario si el hombre vive en la mentira, en la violencia o comete un fraude empeora al ser humano, es decir, lo deshumaniza. Cuando el hombre realiza buenas acciones, actúa con la verdad, con la justicia, se perfecciona como ser humano. La sociedad necesita de seres humanos con verdaderos valores y es precisamente en esa sociedad donde van a desempeñarse los egresados de nuestras universidades.
Las universidades deben centrarse en la formación de un profesional integral que unido a una sólida preparación científica y técnica, exhiba su compromiso social y formación humanística, lo cual se relaciona directamente con los valores éticos. Para formar estos valores se necesitan profesores preparados en la teoría y en la práctica donde su actuar sea un vivo ejemplo, paradigma para los educandos. No es posible educar en valores si no se es ejemplo permanente, la transmisión de los conocimientos teóricos y prácticos debe hacerse desde una posición de relación directa con la sociedad y en constante integración con los valores. En este contexto es objetivo de este trabajo reflexionar sobre el papel que debe desempeñar el profesor universitario en la formación de valores éticos. Y aunque el texto puede servir de referente a los profesionales de otras áreas nos centramos en las Ciencias Médicas por ser el escenario donde laboran los autores.
DESARROLLO
Aproximaciones al origen y concepto del término valor
Veamos algunas raíces filosóficas y gnosológicas. La ética de los valores tiene su origen en el neokantismo como parte de su reacción ante el positivismo y este tema de los valores tuvo su esplendor en el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales.1 Max Scheler fue el iniciador de esta tendencia que también se conoce como ética axiológica. Las ideas de Scheler constituyen una crítica y al mismo tiempo una recreación de la ética kantiana.1
Según el Diccionario de la Real Academia Española valor se le atribuye a las personas que poseen cualidades positivas para desarrollar una determinada actividad. Los valores tienen polaridad en cuanto son positivos o negativos y jerarquía en cuanto son superiores o inferiores.2 Valor en sentido moral, es una cualidad especial que contiene un acto humano y que lo hace bueno, por tanto para desarrollar valores, debemos trabajar en las cualidades que ennoblecen y hacen bueno todo acto humano.
Los valores no existen fuera de las relaciones sociales, fuera de la sociedad y del hombre. Aquello que favorece el desarrollo progresivo de la sociedad constituye un valor, lo que lo dificulta y lo obstaculiza representa un antivalor. El primer valor, el capital fundamental, según expresión de Marx, es el propio hombre. El hombre constituye la principal fuerza productiva de la sociedad, es por eso que el propio hombre es el principal valor, todos los demás valores giran alrededor de él, sirven para el perfeccionamiento de la sociedad humana.3
Además de lo anterior se debe apuntar que los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir una cosa en lugar de otra, o un comportamiento en lugar de otro, también son fuente de satisfacción y plenitud. Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes. Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad.
Los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan y no por lo que se opine de ellos.
Valores, actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de acuerdo con nuestras creencias, sentimientos y valores.
Los valores se traducen en pensamientos, conceptos o ideas, pero lo que más apreciamos es el comportamiento, lo que hacen las personas. Una persona valiosa es alguien que vive de acuerdo con los valores en los que cree. Ella vale lo que valen sus valores y la manera cómo los vive.4
Es importante subrayar que los valores son también la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas. Permiten regular nuestra conducta para el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa. En consonancia con lo anterior hay que destacar que los valores son consecuencia de una vivencia emocional a partir de hechos fenomenológicos, o sea no son estrictamente simbólicos, sino que parten de la experiencia material del hombre.
La educación en valores
La educación en valores ha sido definida como un proceso humanizador, individual, social, vertical y horizontal a lo largo de la vida de las personas, determinando su personalidad desde su nacimiento hasta la ancianidad; en dicho proceso intervienen diversos factores cuyos sistemas complejos conllevan contradicciones en dependencia de las políticas educativas.5 Se fundamenta en tres elementos básicos:5
- Intencionar: encaminar el proceso docente-educativo hacia el modelo ideal de formación. Desarrollar el vínculo con la realidad mediante lo socialmente significativo de esta en el proceso docente-educativo, dando sentido a la formación sociohumanista.
- Explicitar: connotar lo socialmente significativo de la realidad hacia el redimensionamiento humano en todos los componentes del proceso. Precisar los contenidos de los sistemas de valores a formar y desarrollar según la aspiración social.
- Particularizar: integrar las particularidades de la formación y el desarrollo de los valores a la didáctica del proceso de formación (conocer las particularidades del sujeto y sus relaciones y evaluar las condiciones para llevar a cabo el proceso). Enriquecer la didáctica del saber y del saber hacer; del contenido y del método, así como apoyarse en ellas. Determinar estrategias didácticas que involucren a los sujetos del proceso en una actividad consciente, protagónica y comprometida.
Es tarea del profesor intencionar, explicitar y particularizar de forma sistemática y consciente, de forma que motive en los estudiantes para que constantemente incorporen valores. En consecuencia debemos proponernos desde el proceso de enseñanza aprendizaje propiciar la formación y el fortalecimiento de los valores esenciales, de acuerdo con el modelo del profesional y las exigencias de la época y de nuestra sociedad. Estas exigencias reclaman de la educación universitaria romper las concepciones tradicionales de la enseñanza, comprender la necesidad de una concepción y práctica educativa interactiva y de influencia mutua, de modo que el estudiante en un ambiente de diálogo, reflexión y participación activa, busque, indague, construya sus propios conocimientos, habilidades y por supuesto valores.6
En una determinada institución universitaria los valores son el marco del comportamiento que deben tener sus integrantes, y dependen de la naturaleza de la organización (su razón de ser), del propósito para el cual fue creada (sus objetivos), y de su proyección en el futuro (su visión). Cuando el estudiante ingresa en la universidad entra en contacto con el profesor y es en esa relación donde se cumplen los objetivos de la institución. El compromiso del profesor universitario se basa fundamentalmente en la formación de los estudiantes para que se conviertan en profesionales integrales. Para el sociólogo Robert Merton, citado por Grazziosi,7 los tres valores sociales que componen el concepto de una profesión, son los siguientes:
- El valor que se le concede al conocimiento sistemático e intelectual: saber.
- El valor que se le concede al conocimiento práctico y grado de adiestramiento: hacer.
- El valor que se le concede a la unión del conocimiento teórico y práctico para ponerlos al servicio de los demás: ayudar.
Estos tres valores deben estar incorporados en el concepto de una profesión para que merezcan reconocimiento y respeto. Los profesores deben integrarlos constantemente en su quehacer diario. Nuestra aspiración debe ser formar estudiantes que sepan saber hacer, con el máximo objetivo de ayudar a los demás, por lo que no deben tener nunca su profesión como un medio que conduce a un fin, es un fin en sí misma.8
En concordancia con la anterior Zilberstein y otros9 han señalado que el contenido corresponde a qué se enseña y se aprende, y a la vez se estructura en:
- Sistema de conocimientos: saber (lo cognitivo). Parte de la cultura de la humanidad seleccionada en las ciencias de las ramas del saber, resume hechos, conceptos, leyes y teorías.
- Sistema de modos de actuación: saber hacer (lo instrumental). Incluye las habilidades y hábitos, modo en que se relaciona el individuo con el objeto.
- Sistema de valores: saber ser (lo axiológico). Significación que el hombre le confiere a dicho objeto o acciones.
En la educación de valores se le ha asignado una alta misión a las instituciones educativas, sin dudas, las universidades constituyen eslabones fundamentales en este proceso. En esta formación diaria donde el profesor es el ejemplo, debemos recordar que los valores poseen un carácter histórico concreto, se forman bajo la influencia de un orden social determinado, de manera que cambian con el propio desarrollo de la sociedad. Su contenido es una expresión específica de las condiciones económicas sociales de cada época.
Un aspecto importante a destacar es que no siempre los valores jerarquizados oficialmente por una sociedad como los más importantes son asimilados de igual manera por sus miembros.10 Esto ocurre porque la formación de los valores en lo individual no es lineal y mecánica, sino que pasa por un complejo proceso de elaboración personal en virtud del cual, los seres humanos en interacción con el medio histórico-social en el que se desarrollan constituyen sus propios valores.
Es necesario considerar el grado de preparación que poseen los profesores para teorizar, debatir y reflexionar con los estudiantes cada uno de los dilemas éticos que plantea el actual desarrollo científico, tecnológico y económico en el campo de la salud. Coincidimos con Román Collazo y otros11 quienes plantean que la complejidad en la educación en valores desde el currículo requiere de la preparación y superación de los docentes de manera sistemática, lo que implica no solo adquisición de conocimientos o habilidades, sino también el desarrollo de toda su personalidad, esto significa que el educador debe también ser educado para que pueda asumir con efectividad la compleja tarea de formación de valores con los estudiantes.
La enseñanza en valores requiere, por parte del profesor, de una preparación teórica, científica y metodológica en el análisis de problemas éticos para lograr el desarrollo de valores en los estudiantes y la resolución de problemas éticos con un carácter científico y humanista. Además se menciona dentro del estilo del profesor la exigencia, la autenticidad y la utilización de la persuasión como métodos educativos fundamentales.
Análisis desde la bioética
Para el destacado bioeticista español Diego Gracia12 en toda decisión, hasta la más sencilla, se incluyen valores. Este galeno considera que los seres humanos tienen valores específicos, los llamados espirituales o propios de las personas, como son los lógicos (verdad-error), los éticos (bueno-malo) y los estéticos (bello-feo). Llegados a este punto nadie dudará que los valores son imprescindibles en la vida. No se puede vivir sin valorar, sin estimar las cosas como caras o baratas, feas o bellas, buenas o malas, verdaderas o falsas.
Valorar es una condición ineludible de la existencia humana, lo cual significa, dicho en términos técnicos, que en las tomas de decisiones siempre intervienen valores. Es un error pensar que se pueden tomar decisiones solo con hechos. Una decisión así tomada no sería humana, y por tanto sería incorrecta en tanto que decisión. Hoy la teoría de la decisión racional tiene eso perfectamente claro. Si se quiere que las decisiones sean correctas, hay que prestar a los valores tanta atención como a los hechos.
Los profesores deben mantener una adecuada conducta en cada una de sus actuaciones, en cada toma de decisión porque la enseñanza es ante todo ejemplo. Ejemplo del profesor atraído por el conocimiento. Esforzado ejemplo a imitar con esfuerzo. Estamos convencidos como señala Jaim Etcheverry13 que el principal determinante de una buena escuela, de una buena universidad sigue siendo, como siempre lo ha sido, contar con buenos profesores. Esto trasciende el currículo, la organización, el método, las computadoras, los proyectores, todo. Porque el objetivo central de una institución educativa que pretende ser importante, es que los alumnos entren en contacto directo con personas excepcionales y esas personas excepcionales tienen que ser precisamente los profesores.
Que los vean, los escuchen, los sientan pensar. Una vez que esos alumnos entran en contacto con profesores de elevada preparación científica y humanística, una vez que han visto, oído, y sentido el fervor de aquellos que buscan desinteresadamente la verdad, los estudiantes estarán motivados para continuar incorporando y desarrollando valores. Por el resto de sus vidas, o de sus carreras, esas personas llevarán dentro de sí alguna defensa contra el vacío interior y eso también significa expresar valores13 y mantener un compromiso permanente con la verdad y con el bien.
Si el profesor es ejemplo estaremos en el camino de formar un estudiante activo, motivado, interesado por aprender durante toda la vida, dotado de pensamiento adulto, capacitado para trabajar con los demás. Necesitamos de una pedagogía estimulante de la discusión, aunque la sustancia del debate no refleje más que la ignorancia acerca de los aspectos más elementales de los que se discute.13 Solo así formaremos estudiantes entrenados en comprender la complejidad, enfrentados con la dificultad y ejercitados en la abstracción, siempre dotados de un profundo sentimiento humanista.
Como bien apunta Fernández Sacasas,14 "el profesor sirve de modelo profesional a reproducir por el alumno, dirige y corrige su interacción con el objeto y la búsqueda y asimilación de la teoría pertinente el profesor asume principalmente una tarea paradigmática, sirve de modelo profesional a los estudiantes y también de orientación y dirección de su aprendizaje".
Ahora bien a qué valores aspiramos, pues a estudiantes integrales que practiquen la honradez, la bondad, la modestia, la solidaridad, la verdad, la responsabilidad, la amistad, la fortaleza, el deber, el respeto, la prudencia, la fidelidad, la pertenencia, la honestidad, la tolerancia. Los mencionamos sin otorgarle ningún grado de prioridad, consideramos que lo importante es que el estudiante practique estos valores según las circunstancias en que se encuentre y que demuestre que es precisamente un joven integral.
Cuando decimos integral nos referimos a un estudiante que cumple con su deber sistemáticamente, de manera sencilla y durante toda la vida, la integralidad no es una virtud momentánea, es el cumplimiento del deber de manera prolongada la cual matiza para siempre la personalidad. La integralidad de una persona origina que la vida social de este individuo alcance los más altos elogios que una sociedad puede brindar.
El hombre no puede alcanzar la excelencia en soledad, sino que necesita el concurso de los otros y esa premisa debe practicarse por los estudiantes universitarios. La excelencia se logra en grupo. La comunidad (el grupo) se fundamenta en valores como la lealtad, la fidelidad y la confianza, que a su vez hacen posible la benevolencia (querer el bien del otro). La perfección moral solo se consigue cuando la coherencia entre ideas y actos ha llegado a ser tan profunda y prolongada que los modos de obrar se han convertido en una especie de segunda naturaleza, en hábitos virtuosos que se ponen en práctica sin gran esfuerzo y hasta con placer.
Veamos un ejemplo, el médico solo llega a ser bueno cuando ha convertido su virtuosidad técnica y su virtud moral en un modo de vida. Excelencia significa hacer bien las cosas como un ingrediente fundamental del vivir bien, es decir, de la felicidad y la perfección. La relación del profesional de la salud con el enfermo solo será correcta si el profesional aspira a la virtud, es decir, a la excelencia. Y como la virtud moral por antonomasia de la vida social es la amistad, resulta que esa relación solo será correcta cuando llegue a ser relación de amistad. Como bien ha dicho el destacado humanista español Pedro Laín Entralgo, recordando a Séneca en su relación con el médico: "Para con ese estoy obligado, no tanto porque es médico, como porque es amigo".15
Experiencias cubanas
En Cuba se han puesto en práctica múltiples experiencias para el desarrollo de valores desde la Educación Superior. García Chediak y otros16 han insistido en la necesidad de desarrollar el deber ser, el cual definen como la actitud, el comportamiento y la voluntad de los individuos para realizar de forma particular los actos, deseos y otras especificidades del orden psicológico, los que cualifican y constituyen rasgos representativos y específicos en los que se manifiesta el carácter de la persona ante lo positivo y lo negativo, en torno al proceso formativo de los futuros profesionales en el nivel superior. Consideramos muy interesante sus postulados si partimos del hecho que el proceso formativo de los futuros profesionales en el nivel superior tiene como principal deber ético el formar hombres para la vida.
Esto significa lograr en los educandos cualidades morales y políticas que les permitan asumir las actitudes y los deberes exigidos por cada escenario y momento histórico. Lo anterior debe lograrse a través de un proceso de crecimiento personal sistemático que los aproxime al modelo de ciudadano que requieren los actuales y los futuros tiempos, para ellos mismos y para el país y el resto del mundo, recordemos que la solidaridad es uno de los valores esenciales que debemos trasmitir. Defendemos conjuntamente con el bioeticista Varan Von Smith17 que el ejercicio de la solidaridad es la acción que más satisface al enfermo y produce mayor satisfacción al médico cuando la practica. Sobre el tema de solidaridad hemos debatido con mayor amplitud en un artículo recientemente publicado.18
El proceso formativo de los futuros profesionales en el nivel superior tiene que ser un modelo de las cualidades humanas y las capacidades que deben caracterizar al profesional cubano. Dichas cualidades morales estarán realzadas por la actitud y los conocimientos profundos, sistemáticamente perfeccionados. Los profesionales cubanos estarán comprometidos con su deber y serán incondicionales, dispuestos, innovadores activos y conscientes cumplidores de su compromiso esencial.16
Socarrás Sánchez19 ha propuesto un "Manual para el trabajo educativo del profesor guía". La importancia de este material consiste en que contribuye a elevar la preparación de los docentes para perfeccionar el proceso de educación en valores al cual nos referimos anteriormente. De Armas García y otros20 esgrimen que la calidad en la formación integral del profesional de la salud no solo depende de los conocimientos y habilidades que desarrolle en el currículo universitario, sino también de los intereses y valores que regulan su actuación profesional, esta se logra a través de acciones planificadas en el Proyecto Integral de Trabajo Educativo de la brigada.
Este proyecto tiene como fundamento integrar todas las estructuras docentes, investigativas, extensionista, asistenciales, políticas y administrativas, teniendo en cuenta las nuevas condiciones. Estos autores proponen un plan de acciones, y sus resultados desde este proyecto se han desarrollado con el objetivo de fortalecer la formación de valores en los universitarios de las ciencias médicas.
Por otra parte Mugarra Romero y otros21 hacen énfasis en la dimensión curricular como el proceso fundamental de la vida universitaria, en la cual se desarrolla la labor educativa sobre la base del carácter científico del conocimiento, con el propósito de formar un profesional de excelencia académica, de valores revolucionarios y con una sólida formación social humanística. En concordancia con lo anterior se considera que la dimensión curricular es la más efectiva para llevar a cabo la educación en valores, pues permite que la labor educativa que realiza el profesor penetre más directamente por medio de las asignaturas que explica, por su consagración, su ejemplo personal, decoro y compromiso social.
Coincidimos plenamente con estos autores cuando afirman que para que el docente en su labor diaria lleve a cabo la educación en valores, primero debe ser ejemplo en todas las esferas de su vida y tener conocimientos de la actividad, aprovechar cualquier momento para formar valores.21 Bujardón Mendoza22 va más allá de lo curricular y se refiere al banco de valores como un subsistema del sistema de valores humanos a escala concreta de acción educativa, con la impronta de nutrir dicho sistema en relación directa con las condiciones sociohistóricas concretas, y también de los objetivos de la educación en función del encargo social que tenga.
La conformación del banco de valores constituye según Bujardón Mendoza22 un tipo de trabajo metodológico que se diseña a partir del estudio de caracterización de las etapas de desarrollo de la personalidad del individuo. El banco de valores tiene por base el reconocimiento de los diferentes tipos y niveles de la enseñanza en el proceso de fortalecimiento de valores; hace énfasis en el papel de las disciplinas y asignaturas dentro de la dimensión curricular y reconoce el lugar significativo que corresponde a los objetivos de las actividades extracurriculares. Se destaca aquí la importancia de las actividades extracurriculares que a nuestro juicio juegan un papel fundamental en la formación integral de los estudiantes, aspecto que hemos abordado en otro artículo.8
Continuando con esta arista de lo extracurricular es válido mencionar la experiencia de Castro Bosch y otros,23 estos investigadores consideran que el proceso de integración de lo social se analiza como interacción e interactuación con los miembros de la comunidad, y tiene como eje esencial y mediador a la comunicación. Esta es una comunicación argumentativa, persuasiva, abarcadora de todo tipo de contenido informativo y cumple el rol de ser un mediador sociocultural para que se produzca el desarrollo humano al frente del cual marcha la educación.
En la medida que la comunicación es adecuadamente orientada se desarrolla como habilidad profesional inherente a la integración de lo social acorde a lo sociomédico comunitario. No solo en la formación inicial, sino en el proceso formativo del profesional de la salud, hay que considerar el rol de lo social en las distintas esferas que enriquecen y definen la personalidad desde lo cognitivo, metacognitivo, lo volitivo y lo axiológico moral.
También en el plano de lo extracurricular Espino La O y otros24 han desarrollado una interesante experiencia desde el proceso extensionista en una comunidad, para la formación de valores en los futuros profesionales de la salud a partir del Movimiento de Universidad por la Salud. Con el fin de llevar a la práctica las acciones de vínculo con la comunidad se movilizaron más de 1 000 estudiantes y profesores que desarrollaron acciones educativas, actividades socioculturales, pesquisaje de dengue, tareas de saneamiento en microvertederos, aportes en labores agrícolas del organopónico. Se motivó a la práctica de la recreación sana para niños y adolescentes con actividades deportivas, así como se prestaron atenciones médicas en oftalmología, estomatología y rehabilitación. Como resultados se fomentaron múltiples valores en un trabajo unido donde participaron de forma entusiasta profesores, estudiantes y miembros de la comunidad.
Finalmente resulta necesario mencionar que la educación médica en Cuba en los últimos tiempos ha adquirido dimensiones internacionales. En la actualidad el número de estudiantes extranjeros que realizan estudios en Medicina o ramas afines supera la decena de miles, provenientes de diferentes regiones del mundo con una diversidad sociocultural y heterogeneidad política marcada. Esta amplia gama de culturas, creencias y costumbres también trae enmarcado variabilidad en los valores según la procedencia del estudiante, los cuales en muchos casos están muy distantes de la escala de valores de la población cubana.
A partir de los argumentos anteriores Román Collazo y otros11 proponen desarrollar alternativas pedagógicas para formar profesionales de la medicina con un alto nivel científico académico imbuidos en una sólida ética humanista. Estos investigadores defienden que la introducción de la enseñanza de la Bioética a nivel curricular podría constituir la alternativa metodológica al desarrollo de los valores en estos educandos. Claro está que dicha propuesta educativa implica que los docentes se formen con las herramientas que ofrece la bioética para poder trabajar con los estudiantes.
CONSIDERACIONES FINALES
En la medida en que el profesor conozca y manifieste con su ejemplo personal qué es un valor y cómo regula la conducta del estudiante, estará en condiciones de propiciar su formación. Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir una cosa en lugar de otra, o un comportamiento en lugar de otro, también son fuente de satisfacción y plenitud. Los profesores deben mantener una adecuada conducta en cada una de sus actuaciones, en cada toma de decisión porque la enseñanza es, ante todo, ejemplo.
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Recibido: 25 de
octubre de 2013.
Aprobado:
22 de noviembre de 2013.
Ricardo Hodelín
Tablada. Hospital Provincial Clínicoquirúrgico "Saturnino
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